Una explosión alarma en una iglesia

Una explosión alarma en una iglesia
Tranquilos, el llamativo titular sobre «una explosión alarma en una iglesia» ocurrió el 8 noviembre de 1903 en la iglesia de San Francisco, en Santander. Por entonces era muy habitual este tipo de explosiones, lo anecdótico es el lugar donde ocurrió; pero veamos qué decía la noticia.

«Aunque no está relacionado este suceso con las elecciones, como ocurrió ayer y en los primeros momentos se creyó que se trataba de una atentado, lo incluimos en esta información.

Celebrábase en la iglesia de San Francisco la misa de once y estaba el templo casi lleno de gente.

Iba ya a terminar la misa, cuando se oyó un estallido, como si se hubiera hecho un disparo o hubiera explotado un petardo.

La gente, que no se dió cuenta en el primer momento de la causa que ocasionó la fuerte detonación, se alarmó muchísimo y atropelladamente salió del templo, resultando algunos contusos, leves, por fortuna.

El sacerdote, desde el altar mayor, procuró calmar a los fieles, pero como la explosión había a todos impresionado mucho, le gente siguió abandonando la iglesia.

Lo ocurrido, que en otro lugar y tal vez en otro día no hubiera producido tanta alarma, fue lo siguiente:

A oir misa entró en la iglesia una mujer, llevando una cesta con botellas de cerveza.

De una de ellas saltó el tapón y se rompió, produciendo un ruido y un susto consiguiente.

Aclarado esto, se tranquilizó la gente y continuó la misa.»

La noticia apareció publicada en el diario «El Cantábrico» el 9 de noviembre de 1903; por entonces, era algo habitual que las botellas de cerveza, a consecuencia de la segunda fermentación en botella, explotase. Eran muchos los casos en los que los camareros o los clientes, tenían que ser conducidos hasta el puesto de socorro para ser atendidos de las heridas causadas por la explosión de la botella.

Hoy día resulta muy complicado que esto suceda, las grandes industrias cerveceras someten a la cerveza a un proceso de filtración y pasteurización que evita a la cerveza seguir madurando y se encuentre con un nivel de gasificación controlado. Otro caso distinto son las cervezas artesanas, que sí podría darse el caso, pero también excepcional, por lo general, todo el proceso de embotellado está bien controlado para evitar este tipo de situaciones nada deseables.

Muy diferente son las cervezas caseras, en mi caso he visto cómo explotaba algunas de mis botellas de cerveza. Su detonación impresiona realmente, al igual que ver cómo se despliega los pedazos de cristal. Cada vez me ocurre menos, ya que intento controlar la dosificación para la segunda fermentación, así como controlar la temperatura ambiente, a más calor la fermentación se acelera y el riesgo de explosión es inminente.

Bueno, espero que esta noticia rescatada de la hemeroteca, os resulte curiosa, y seguid disfrutando de una buena cerveza. Salud!

Juan Manuel Fernández
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