Son curiosos los artículos que uno llega a encontrar relacionados con la cerveza. Buscando en la prensa de la época, me encuentro un artículo publicado el 29 de abril de 1897 que trata sobre longevidades extraordinarias.
Entre los diferentes casos reseñados, saco aquí a relucir uno de esos fenómenos, al menos bastante curioso:
En 1600 murió en el Condado de Cornuailles, en Inglaterra, el irlandés Brawn. Contaba ciento veinte años. Su longevidad no podía atribuirse, ciertamente, a una sobriedad ejemplar.
Ved aquí, en efecto, el humorístico epitafio grabado sobre su tumba:
«Bajo esta piedra yace Brawn,
que por la sola virtud de la cerveza fuerte
llegó a vivir ciento veinte años.
Estaba siempre borracho,
y en este estado tan formidable
la misma muerte le temió.
Un día que, a su pesar, se encontraba en ayunas,
la muerte le atacó y triunfó
de este borracho sin semejante».
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